martes, 12 de agosto de 2014

ELENA, UN EJEMPLO DE SUPERACION


 Desde el comienzo de esta trepidante aventura, he intentado sacar lo mejor de mí, esforzándome al máximo en mi vida diaria, no dejando espacio al abandono, la apatía, la indolencia o la pereza. Tenía que ser constante, disciplinado, tenaz,  severo conmigo mismo, no dejar ningún imponderable en manos del azar. Estaba en juego mi vida, o mejor dicho, mi calidad de vida, que por extraño que parezca no solo afectaba a mi persona  sino a todas las personas que conviven conmigo, todos aquellos que por motivos familiares, afectivos o profesionales se relacionan conmigo.
Estaba claro tenía que poner toda la carne en el asador, todo sacrificio me parecía insuficiente, debía  conseguir como fuera recuperar la salud a toda costa o si no mi mundo se vería abocado a un auténtico fracaso.

Que ignorancia la mía..... Siempre fui un extremista, no tenía término medio, todo o nada, y así me lució  el pelo.

Mi amigo Félix me dijo un día
 - Chiqui, entre el negro y el blanco existe una gama de grises de lo más amplia.
 - Gracias Félix, "oído cocina"

Es cierto que ante una enfermedad, la constancia, el tesón y la disciplina son aptitudes a desarrollar pero no son las únicas, ahí entra en liza la reflexión de mi amigo Félix, y es que en el término medio se encuentra la virtud. Existen multitud de valores que sin duda ayudan a sanar una enfermedad, no tienen nada que ver con la biología o con la medicina, sin embargo los resultados que podemos obtener son grandiosos incluso milagrosos.
Se trata de alinear tres elementos fundamentales en nuestra vida: la mente, el cuerpo y el alma.

Cuando nos diagnostican una enfermedad de pronóstico reservado como puede ser una esclerosis o sin ir más lejos, un cáncer, la hoja de ruta a seguir (expresión muy de moda entre los políticos) sería la siguiente.
Lo primero es asumir cuál es tu nueva realidad, como la tienes que afrontar y ser consciente de las dificultades a las que te vas a tener que enfrentar y la segunda, una vez asumida la primera, es buscar soluciones, decidir en qué manos vas a confiar tu vida y seguir al pie de la letra la famosa hoja de ruta que te marque el médico de turno.
¿No estamos obviando lo más importante? Más adelante aclararé este punto.

Legó un momento que la gente que me conocía y viendo como me encontraba, me animaban para que escribiera un libro y contara mis andanzas pero yo les decía que no era para tanto. No era por falta de ganas y si por falta de tiempo. Para escribir un libro tienes que tener el tiempo suficiente para poder estar mínimamente concentrado y desgraciadamente por mi trabajo no lo veía factible.
Una noche que no podía dormir, brujuleando por internet di con una página que explicaba los pasos básicos para crear un blog, me puse a leerlo y así como el que no quiere la cosa y con unas cuantas horas de dedicación al citado objetivo (soy bastante zote en cuestiones informáticas) a eso de las 5 de la mañana finalicé la tortura, sin contenido pero la primera piedra ya la había puesto. Si no puedo escribir un libro por lo menos tener un blog, ahí estaba yo como un niño con zapatos nuevos con mi nuevo blog y no tenía ni pajolera idea de cómo empezar a escribir.
Después de nueve años de enfermedad me parecía una buena idea compartir mi experiencia con personas a las que pudiera ayudar. La idea era que a través de las redes sociales me pudiera leer todo el mundo que tuviese lo mismo que yo....... "iluso de mi".
Al principio fue un poco frustrante, la verdad es que yo mismo me sorprendí de la facilidad que tenía para escribir y sobre todo cuando mi madre antigua profesora me dijo
 - Hijo, escribes muy bien
 - Si tu lo dices mamá, sí que lo debo hacer bien, si.
Frustrante me refiero al alcance de mis escritos o mejor dicho "mis post". Por mucho que les dijera a mis amigos que tenía un blog y que si no les importaba que lo leyeran y clicaran en la manita de me gusta, aquello no progresaba adecuadamente, vamos que en términos escolares cateaba, de los 30 me gusta no pasaba ni a empujones. Pero yo que soy muy cabezón seguía escribiendo con la esperanza que aquello algún día diera los frutos pretendidos.

Hace aproximadamente tres meses me apunté a un curso monográfico de gestión de redes sociales que daban en el Centro de Estudios Financieros (CEF) sito en la Calle Martínez Campos en Madrid. Soy director comercial de una empresa y en estos momentos tenemos una serie de productos que me interesaba promocionar y en vista del protagonismo que están adquiriendo las redes sociales en los mercados pues me apunte al curso para estar al día. No es que sea un enamorado de estas nuevas tendencias pero para estar en el mercado que menos que conocerlas y saber cómo funcionan.

De todas formas y a parte de mi interés comercial, quería enterarme de porqué mi blog no llegaba más que a mis amigos y allegados. Qué tenía que hacer para llegar a más gente? No dicen que las redes sociales no entienden de fronteras?
La verdad es que ya tenía más seguidores, los me gusta iban en ascenso pero si los resultados que voy a obtener en mi trabajo con mi nueva aventura van a ser parecidos a los conseguidos en la esclerosis de chiqui, ya puedo ir buscándome otro curro porque de este seguro que me echan.
La verdad es que el que no sabe es como el que no ve. Decía un eslogan de una prestigiosa firma de productos educativos
"si crees que la educación es cara, prueba la ignorancia"
En resumen si no se cómo funcionan las redes sociales, como voy a promocionar mis productos a través de ellas? pues eso, apuntándome a un curso y aprendiendo, lo dicho el que no sabe es como el que no ve.

Y me matriculé, y ha sido toda una experiencia. Ya sé cómo funcionan las RR.SS.  Pero me quedo con la gente que he conocido y las conclusiones que he sacado.
A nivel empresarial las redes funcionan como todo en esta vida, si eres bueno en tu trabajo y pagas, si sí, pagas del verbo pagar, viralizas a una velocidad de vértigo, ahora, eso sí, si no eres bueno o lo que vendes es una mierda, ni pagando.
Como en la vida he aprendido que las pruebas se hacen con gaseosa y no con champagne, por eso de que la prueba te salga más barata, llegué a la conclusión de que podía hacer una prueba con mi blog pagando un módico precio y ver cuáles eran los resultados.
La experiencia ha merecido la pena.
He llegado a tener en una semana 12.000 visitas en mi blog, si 12.000, con tres ceros, ni en mis sueños más apoteósicos y disparatados hubiera pensado en algo similar. Visitas de EE.UU., Inglaterra, Colombia, Alemania, Turquía ???? y por supuesto España.
Ahora estoy convencido de que mi trabajo no lo voy a perder.
Por otro lado, si he sido capaz de que alguna de esas 12.000 personas que han visitado mi blog vean la vida con más optimismo y les haya provocado en algún momento una sonrisa, me considero una persona afortunada y feliz, muy feliz. Este era el objetivo.

Dejando a un lado lo aprendido en el CEF, siendo consciente que tengo que ser muy inútil para perder mi trabajo y que cuando se quiere aprender algo, para eso están los profesionales y si no prueba la ignorancia,  me gustaría centrarme en la experiencia humana que he vivido gracias a que un día me apunté en un curso de Redes Sociales.

El segundo día de curso, el profesor o mejor dicho, ponente (no estábamos en el colegio), nos pidió que nos presentáramos, nombre, profesión y cuáles eran los motivos por los que habíamos decidido realizar el curso...
Nos fuimos presentando cada uno de los 20 asistentes que formábamos el grupo hasta que le llegó el turno a una chica de mediana edad, muy dulce, con una sonrisa que iluminaba toda su cara y una voz que nos embelesó a todos.
 - Me llamo Elena Palacios, soy colombiana y  estoy aquí porque he pasado una temporada sin trabajar y quiero reengancharme al mercado laboral 
Hasta ahí todo normal pero continuó hablando...
 - El motivo principal es que me detectaron un cáncer de mama del cual estoy totalmente curada y feliz de poder compartir esta experiencia con todos ustedes
En ese momento todos los asistentes nos pusimos en pie y la dedicamos un caluroso aplauso. No fue lo que dijo, sino como lo dijo, con esa voz dulce, amable, tierna que irradiaba amor y gratitud. Solo escucharla me provocó una emoción que se me puso la piel de gallina y se me saltaron lágrimas como puños.

Hemos seguido teniendo contacto a través de las tan mencionadas RR.SS. y un buen día me encontré con una entrevista que le habían hecho a la buena de Elena en la televisión colombiana. De verdad no tiene desperdicio. Os dejo el enlace para que lo veáis, merece la pena.

 https://www.youtube.com/watch?v=sn1MnzytQNk

Pero antes quiero haceros una reflexión. Al principio del post os hablaba de la hoja de ruta a seguir cuando te diagnostican una enfermedad, primero asumirla y después buscar soluciones.
Particularmente creo que entre ambas se escapa lo más importante. "la autocrítica"

Llevamos todo el post analizando la importancia adquirida en nuestras vidas por las RR.SS. Ahora todo el mundo interactúa a través del ordenador o más fácil, a través del móvil con todo el mundo. Todos los días recibimos mensajes de "fulanito" comiendo una paella en un restaurante valenciano, con su correspondiente foto o a "mengano" en Portugal, en la playa de Peniche practicando Surf con su correspondiente foto. Aireamos y viralizamos nuestras vidas de forma normal, la gente puede saber de ti si tu quieres (solo faltaría, aunque no lo tengo muy claro) en todo momento.
Y lo más importante que es hablar con nosotros mismos, no lo practicamos. Cuando hablo de autocrítica me refiero a que nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestro espíritu son los que más tendrían que estar interactuando entre ellos, y solo depende de nosotros, es muy fácil, simplemente es un ejercicio diario que nos vendría muy bien tener como costumbre, ganaríamos mucho.
Si el alma y la mente transitan de forma paralela el cuerpo encuentra su equilibrio.

Me quedo con una frase que dice Elena en el video después de diagnosticarla cáncer de mama.

"Que es lo que no sané de mi matrimonio y de mi divorcio"

Las enfermedades son desequilibrios que se producen en nuestro cuerpo por no interactuar a su debido tiempo con nuestra mente y nuestro espíritu. La solución depende únicamente de nosotros.

Elena, muchas gracias por compartir tu testimonio con nosotros,

ERES TODO UN EJEMPLO A SEGUIR















domingo, 13 de julio de 2014

LA ALTERNATIVA

En mi anterior post hablaba del miedo, esa sensación de angustia que invade nuestra mente ante una situación nueva que se nos presenta y no sabemos cómo afrontarla.

Nos ponemos en manos del especialista, en este caso un neurólogo, que dentro de sus conocimientos y con los medios que maneja nos ofrece un abanico de posibilidades a la hora de tratarnos, pero no nos confundamos, esta enfermedad no afecta a todo el mundo por igual, de hecho le llaman la enfermedad de las mil caras, dependiendo del lugar en donde tengamos las lesiones puede afectar de una forma o de otra totalmente diferente.
Con esto quiero decir que los propios médicos no saben cómo va a responder el paciente ante el tratamiento a aplicar, se limitan a experimentar, si el tratamiento da buenos resultados lo dejan estar y si no, lo cambian, lo que vulgarmente se llama "prueba- error". 
Al fin y a la postre los médicos se basan en estadísticas para recetar uno u otro tratamiento en función de los resultados obtenidos en pacientes tratados con anterioridad.
No tenemos más que leer las valoraciones que hacen sobre los nuevos medicamentos que salen al mercado:
Según un estudio realizado en el instituto "elquesea" de la universidad de "por allí" se ha demostrado que este medicamento de última generación reduce en un 54% el número de brotes en pacientes con esclerosis múltiple progresiva secundaria.

¿Somos o no, parte de la estadística?

Esto no es una crítica a la medicina y mucho menos a los médicos. Nadie tenemos derecho a cuestionar el no saber, se puede criticar la inacción o la pasividad pero el no saber, nunca.
Los médicos para poder saber de una enfermedad tienen que investigar con los medios que tienen y en este caso, como en otros tantos, los medios somos nosotros, los enfermos.

 No pretendo enjuiciar a nadie en concreto ni a ninguna institución, simplemente constato una realidad.

La verdad es que el panorama no puede ser más desolador. Nos han diagnosticado una enfermedad que no se conoce el origen, que no tiene cura, que no sabemos cómo va a evolucionar y que los tratamientos existentes son meros experimentos que no se sabe a ciencia cierta los efectos secundarios que van a tener en un futuro.
Si en el momento del diagnóstico lo que sientes es miedo, según va pasando el tiempo, ese miedo inicial se transforma en preocupación cuando te das cuenta de las limitaciones científicas que tienen las personas a las que vas a confiar tu salud y por ende, tu vida.

Así que este es el principal problema que se nos plantea, decidir en quien vamos a depositar nuestra confianza a la hora de gestionar nuestro futuro de aquí en adelante.

La primera opción está clara, por cultura y educación nos agarramos a la medicina que conocemos, con la que hemos crecido, a la que hemos recurrido siempre que nos hemos sentido indispuestos, con un catarro, alergia, rotura de algún hueso, problemas digestivos .... En fin, cualquier trastorno, nuestra medicina o lo que es lo mismo, nuestros médicos tienen remedio para todo y así ha sido a lo largo de nuestra vida, pero ....... ahora la cosa cambia.
Nos enfrentamos a una enfermedad de carácter neurológico, relativo al cerebro, ese gran desconocido para nuestro sistema sanitario.
A pesar de ser una enfermedad descubierta a mediados del siglo XIX,  no existe un historial clínico lo suficientemente amplio para que las estadísticas sean del todo fiables. En los últimos 20 años se ha progresado mucho en descubrir tratamientos que minimizan los efectos devastadores que produce la enfermedad aún así son tratamientos paliativos, no van dirigidos a combatir el origen.
Tendrán que pasar muchos años para que las estadísticas emitan un veredicto más o menos fiable.

La segunda variable es más complicada a su vez que arriesgada.
Existen terapias alternativas englobadas en culturas desconocidas para nosotros y que utilizan medios de sanación antagónicos a los practicados por la medicina convencional con la que hemos sido tratados hasta el momento.
Este es el caso de la medicina tradicional China que se basa en el concepto de chi equilibrado, que recorre el cuerpo de la persona. El chi regula el equilibrio espiritual, emocional, mental y físico y está afectado por las fuerzas opuestas del yin («energía» negativa) y el yang («energía» positiva). Según esta medicina, la enfermedad ocurre cuando se altera el flujo del chi y se produce un desequilibrio del yin y el yang. 
La terapia a aplicar se basa en la ingesta de diferentes tipos de hierbas, alimentación libre de grasas, mucho ejercicio físico, meditación, acupuntura y masajes reparadores tales como la reflexología podal.

No es ni mejor ni peor, es simplemente otra opción.

El problema estriba en cuál de ellas elegir para no errar, no estamos hablando de decidir algo baladí, nos referimos principalmente a nuestra salud, o mejor dicho, qué opción nos garantiza una calidad de vida que nos permita mantener intacta nuestra dignidad.

En mi caso, hace nueve años que opté por la opción más arriesgada, la medicina tradicional China y de momento estoy más que satisfecho de los resultados, a nivel físico y espiritual.

Chiqui



   


 























miércoles, 2 de julio de 2014

MI CHICA





Es difícil expresar lo que uno siente en el momento que le comunican que padece esclerosis múltiple. Lo primero que uno se siente es asombrado a la vez que turbado. Sabía de la existencia de esta enfermedad, de hecho yo conocía a gente allegada que la padecía pero una cosa es conocer a alguien que la tenga y otra muy distinta es ser el protagonista de la película, es cuando te das cuenta de que has oído campanas pero no tienes ni pajolera idea de en qué consiste.
El médico empieza a explicarte pormenorizadamente el funcionamiento de la enfermedad
 - Es una enfermedad autoinmune, nuestro cuerpo nos ataca a través de nuestras propias defensas, los leucocitos y nos producen una serie de desperfectos en nuestra cabeza.
 - ¿que tipo de desperfectos?
 - Bueno, los que tú mencionaste cuando viniste porque te encontrabas mal. Falta de equilibrio, mareos, incontinencia, pérdida de visión, etc....
 - ¿Tiene curación?
 - No, pero no te preocupes porque es una enfermedad que no acorta la vida.
 - Y entonces, ¿en dónde está el problema?
 - En las consecuencias que conlleva.
No sé que era más preocupante si el hecho de que te fuera diciendo las cosas con cuenta gotas o la cara que tenía mientras que intentaba explicarse, parecía que con la mirada te estaba diciendo, "no te queda nada chaval"
Después de un rato de acosarle verbalmente con una catarata de preguntas se decidió por hablarme clara y crudamente de lo que me pasaría en un futuro
 - La realidad es que poco a poco tus funciones motrices se irán deteriorando y te verás abocado a las muletas y seguramente a una silla de ruedas. Es una enfermedad que nunca se sabe por dónde va a salir, te puede afectar a las piernas, al habla, a la vista, cada persona es un mundo y no se sabe muy bien cómo va a evolucionar.
 - ¿Me está diciendo que me puedo quedar ciego?
 - Bueno, no dramaticemos ni saquemos conclusiones precipitadas. Hace diez años no sabíamos nada de esta enfermedad pero cada día se está investigando más y en estos momentos contamos con una serie de medicamentos que están dando muy buenos resultados a la hora de ralentizar la evolución de la enfermedad.
A la media hora de conversación es cuando la turbación inicial se convierte en preocupación real y ésta a su vez y según van pasando los minutos, qué digo minutos, segundos, deriva en ansiedad, angustia, cobardía, conmoción para acabar en una palabra que engloba a todas las citadas anteriormente, miedo, mucho miedo.
La pregunta que uno se hace cuando te ves invadido por esa terrible sensación que te paraliza por completo sin saber cuándo vas a poder reaccionar es muy simple, ¿porqué se produce?
El miedo es una reacción humana a lo desconocido, a lo que no podemos controlar, a lo inédito o a lo que nunca nos hemos tenido que enfrentar, se escapa de nuestros conocimientos y nos vemos incapaces de gestionar el presente por nosotros mismos.
Llegado este punto lo primero que necesitamos es el cariño de nuestros seres queridos para poder paliar la indefensión que invade nuestro cuerpo. Es lo mismo que cuando somos niños y nos perdemos en la calle o en un parque, lloramos de miedo porque hemos perdido de vista a nuestra madre que es la persona que nos proporciona toda la protección que necesitamos para sentirnos seguros.
Y volvemos a nuestra infancia, de diferente forma pero al fin y a la postre nos reseteamos y volvemos a recuperar nuestros instintos más básicos, "la protección afectiva".
Las personas que te quieren se vuelcan en proporcionarte el manto de cariño necesario para que no te sientas desamparado, pero al igual que tú, desconocen las acciones a desarrollar para afrontar la realidad que se te avecina.
Aquí es cuando entra la figura del médico. Por cultura y tradición él es el encargado de tomar las riendas de tu vida, el que te va a indicar lo que tienes que hacer para curarte o en nuestro caso (una enfermedad que no se le conoce curación) intentar paliar los efectos negativos a los que nos vamos a ver sometidos. El problema es que tenemos una enfermedad de ámbito neurológico y en este campo la medicina anda un poco perdida. Los médicos hacen lo que pueden con los medios que tienen pero dichos medios no son los suficientes, se necesita más investigación, lo que conlleva más dinero y nuestra enfermedad, por el momento, no es lo suficiente "popular" en computo global para destinar los medios que requiere. En resumen  para ir al grano, para las farmacéuticas es más rentable el cáncer o el sida que no unos escleróticos, que de momento, no hacen demasiado ruido.
Dicho de forma más cruda, no hay suficientes enfermos de esclerosis como para rentabilizar el desembolso a invertir, no a corto plazo. "Pura rentabilidad económica".

Y aquí nos paramos, hacemos una pausa, respiramos profundamente y analizamos que es lo que tenemos y con que contamos..... Y vuelta a empezar.
En mi anterior post hablaba de la teoría del vaso medio lleno o medio vacío y vamos a seguir viendo la vida desde el optimismo, por ello y definitivamente voy a llenar el vaso, hasta que haga charco.

Dicta un refrán castellano que "no hay mal que por bien no venga" y que sabio es el refranero español.
Lo mejor que me ha pasado desde que me diagnosticaron mi enfermedad es darme cuenta de la cantidad de gente que me quiere, familiares, amigos, compañeros, en fin, no tengo sitio para enumerarlos a todos, pero lo que es cierto, es que durante estos últimos nueve años me he sentido más querido que nunca y creo que no sería justo si no hiciera una mención especial a la persona que más me ha sufrido durante estos años, mi mujer.
Llevamos casados 25 años y hemos tenido de todo, momentos buenos, muy buenos, más bien fantásticos y otros regulares, malos y como podéis imaginar, también malísimos, los menos pero también los hemos tenido, eso sí, siempre cogiditos de la mano. Lo que más admiro de Gracia es que nunca ha eludido ningún problema, siempre coge el toro por los cuernos y dentro de su buen hacer intenta dar la solución que considera oportuna, se podrá equivocar pero su intención siempre, y digo siempre, es puramente altruista.
Tengo que reconocer que durante estos años he pasado por momentos complicados y por ende mi carácter se ha visto afectado por lo que te tengo que dar las gracias por la paciencia que has atesorado y por la empatía que has demostrado. Has validado y certificado las palabras que dijiste en el altar,   "prometo serte fiel, en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad"

Tu promesa en su día quedó sellada y a pesar de los avatares vividos durante estos años, queda demostrada. Te quiero.

En el próximo post os contaré como se puede compaginar el miedo y la incertidumbre con lo efectivo y a su vez práctico.
















sábado, 24 de mayo de 2014

EL VASO MEDIO LLENO


Hace nueve años nadie y digo bien, nadie daba un duro por mí en un futuro próximo.

 La palabra esclerosis a simple vista es fea, enigmática, compleja, difícil de pronunciar y si profundizamos en saber lo que significa la cosa se complica. Es como un cajón de sastre donde se manda todo aquello que no sabemos para qué vale.
Cuando era crío e iba al colegio tenía un profesor de matemáticas que decía que cuando la gente de su profesión no sabía continuar con un desarrollo matemático el resultado lo mandaba al infinito.
Todo tiene una explicación y si no la tiene la buscamos o a lo peor, la inventamos, pero callarnos, nunca, como decía la ministra, "antes partía que doblá"
Todo en esta vida depende del punto de vista desde el que se mire y aquí entra la teoría del vaso medio lleno o medio vacío.
Si se mira desde un punto de vista positivo estará medio lleno y si por el contrario se mira desde la negatividad se verá medio vacío, lo que es irrefutable es que la cantidad de líquido contenido en el vaso es el mismo, varía la actitud que tengamos a la hora de mirarlo.
Lo que cada día tengo más claro es que la mitad de una enfermedad se encuentra en nuestra cabeza, no literalmente, sino emocional. Si una mentira la repetimos cien veces nos la acabamos creyendo y sigue siendo tan mentira como al principio pero para nuestro subconsciente la damos por cierta.
En una enfermedad pasa algo parecido, si todas las mañanas cuando nos levantamos no hacemos otra cosa que compadecednos de todo lo que nos va a pasar pues el resultado es muy fácil, seguro que nos pasa.
En el gimnasio al que voy hay un cartel que ocupa toda una pared que expresa lo siguiente,                "no es aptitud sino actitud lo que determina tu altitud"
Efectivamente con voluntad, tesón y constancia puedes llegar a donde te propongas.

Cuando me diagnosticaron la enfermedad, lo primero que debía hacer era asumir mi  nueva situación. Estaba enfermo, era un enfermo, ya no iba a ser el de siempre, ahora tenía una serie de limitaciones que no tenía previstas.
Una vez que eres consciente de lo que tienes, el siguiente paso es analizar que opciones manejas  para evitar que la enfermedad vaya a más.
Hasta que no asumas tu nueva condición no serás capaz de buscar soluciones.
Importante, asumir no quiere decir resignarse, tienes que ser consciente de donde estás pero eso no quiere decir que tengas que renunciar a luchar.
Y luchar es luchar, no es esperar sufriendo a lo que otros puedan hacer por tí. Hay que ponerse las pilas y eso requiere esfuerzo, privaciones y cambio de actitud.
A mí particularmente, no me convencieron los tratamientos existentes en la medicina convencional y por ello opté por la medicina oriental. 
No estoy de acuerdo con la política de que para arreglar un roto tengas que destrozar otro.
Por mucho que leo e intento informarme sigo sin entender porqué para mitigar los efectos de la esclerosis tienen que bajarnos el sistema inmunológico.
En teoría y como versión oficial e irrefutable son nuestros leucocitos los que se comen la mielina de nuestros axones pero existen otras teorías sostenidas por investigadores de universidades americanas que creen en la posibilidad de que sea un virus el que nos produzca el citado destrozo.
Y si fuera verdad, solo como probable, si fuera un virus que ha traspasado la barrera hematoencefálica y se están cepillando la protección de los axones, ¿qué culpa tendrían nuestras defensas?
Es como si a un equipo de fútbol que le cuesta meter goles, le quitamos al portero y así sacamos a otro delantero, un poco heavy, no?
Por cierto, Lola Herrera te vamos a mandar al paro, ¿no te has enterado que los escleróticos no tenemos derecho a que nuestras defensas desayunen?
Mientras que los científicos hacen su trabajo y a la espera de resultados que me resulten convincentes yo sigo a lo mío, es decir, sigo luchando para que mi esclerosis no me coma por los pies.
Y hablando de pies, sigo yendo a Lina a que me machaque los pies y por ende me fortalezca mis defensas, sigo yendo al gimnasio a sudar la gota gorda a la vez que fortalezco mis músculos por lo que pueda pasarme el día de mañana, sigo con mi dieta diseñada para tener un organismo lo más equilibrado posible a la vez que tomo todo tipo de hierbas para evitar que los radicales libres entren en mi cuerpo como Pedro por su casa y por supuesto si tengo un brote me voy cagando leches al hospital para que me pongan cortisona, me bajen la inflamación cuanto antes y evitar así secuelas irreparables.
Y lo más importante, sigue siendo la actitud que adoptemos ante la vida. Ser más reflexivo, empático con la gente que nos rodea, que sin duda se lo merecen, pensar siempre en positivo y no dejar de luchar a la medida de nuestras posibilidades. No cerrar ninguna puerta, soluciones hay de lo más diversas pero tenemos que tener la mente abierta a cualquier opción que se nos plantee, no dejéis que nadie os limite las nuevas posibilidades y decidir por vosotros mismos lo que consideréis mejor para vuestro cuerpo. En una enfermedad como la nuestra en donde las dudas están al cabo de la calle, el que más sabe lo que nos pasa somos nosotros mismos y no se os olvide nunca que tenemos mucha vida por delante y hay que disfrutarla, por eso tenemos que ver el vaso siempre medio lleno.

Hay mucha gente que siempre que me, ve me comenta
 -Parece mentira, con lo que tienes y como lo llevas de bien 
A lo que yo respondo con todo el convencimiento del mundo
 - A mí la esclerosis me ha dado más que me ha quitado, me ha quitado salud pero por el contrario me ha devuelto una serie de valores que había perdido. Valoro mucho más lo que tengo, me he dado cuenta de la gente que me quiere, disfruto minuto a minuto de lo que la vida me ofrece, que es mucho, y soy mucho más feliz de lo que era antes de la enfermedad.

En resumen, que verdad es ese dicho que espeta, "no hay mal que por bien no venga"  solo hay que tener un poco de paciencia.

A seguir luchando

Chiqui